A lo largo de mi vida, he presenciado la fuerte influencia de los líderes en la historia, las comunidades y la vida de las personas.
Esto me lleva a plantear una pregunta fundamental: ¿qué criterio usamos para conceder a alguien la autoridad de ser llamado líder y permitirle influir en nuestras ideas, comportamientos y actitudes?
Este tema no solo se trata del criterio, sino también de los desafíos que enfrentamos cuando lo que esa persona nos invita a ver no nos agrada, nos causa dolor o pone en riesgo nuestros intereses materiales, de fama, poder o imagen pública.
Y la pregunta que me surge en este caso es ¿Cómo afecta esta incomodidad a la capacidad de influencia de esa persona?
Históricamente, hemos visto líderes carismáticos con poder de oratoria y numerosos seguidores, pero ¿realmente eran comprendidos y respetados cuando sus palabras incomodaban a la audiencia?
En el libro "Liderazgo al Máximo" de John C. Maxwell, Peggy Noonan menciona un discurso de la Madre Teresa de Calcuta en 1994 ante la clase política estadounidense, generando incomodidad entre la audiencia, incluyendo figuras como el presidente Clinton, el vicepresidente Gore y sus respectivas esposas.
Sin embargo, esas verdades incómodas generaron cambios posteriores que llevaron a cabo esas mismas autoridades, alineadas con el mensaje.
Esto plantea preguntas cruciales:
¿La incomodidad diluye la capacidad de influencia de una persona?
¿Es una señal de que hay aspectos en los que necesitamos trabajar y no nos damos cuenta?
¿Necesitamos solo elogios y palabras positivas para dejarnos influenciar?
Si es así, ¿cómo reflexionamos sobre nuestras propias inconsistencias y desafíos?
Cuando alguien nos muestra una imagen cruda y dolorosa de nuestras contribuciones negativas, corremos el riesgo de confundir al mensajero con el mensaje y reaccionar eliminando a quien nos ayuda a reconocer nuestras imperfecciones.
Algunos ejemplos de personas influyentes que enfrentaron resistencia y hostilidad, demostrando el fenómeno de "matar al mensajero":
Steve Jobs: Co-fundador de Apple, Jobs enfrentó resistencia y fue incluso despedido de su propia empresa en un momento. Sin embargo, regresó para liderar la compañía hacia el éxito.
Mahatma Gandhi: Líder del movimiento de independencia de la India, Gandhi enfrentó oposición tanto de los británicos como de algunos sectores dentro de su propio país debido a sus tácticas de resistencia no violenta.
Martin Luther King Jr.: Defensor de los derechos civiles en Estados Unidos, King enfrentó resistencia y hostilidad en su lucha contra la discriminación racial y por la igualdad de derechos.
Nelson Mandela: Líder antiapartheid y expresidente de Sudáfrica, Mandela enfrentó décadas de encarcelamiento y oposición antes de lograr la abolición del sistema de segregación racial.
Marie Curie: Pionera en el campo de la radiactividad y dos veces ganadora del Premio Nobel, Curie enfrentó resistencia en un mundo científico dominado por hombres.
Elon Musk: Empresario y fundador de SpaceX y Tesla, Musk ha enfrentado escepticismo y críticas, especialmente en las etapas iniciales de sus proyectos innovadores.
Malala Yousafzai: Activista paquistaní por la educación de las niñas, Malala enfrentó hostilidad por parte de los talibanes y sobrevivió a un ataque en 2012.
Una vía para el crecimiento personal es aceptar el regalo de aquellos que nos desafían, que nos muestran nuestras sombras y nos ayudan a superar barreras.
Al señalar lo que no nos gusta de nosotros mismos, nos brindan la oportunidad de confrontarnos con valentía, permitiéndonos ser influenciados por sus indicaciones, incluso cuando enfrentamos la incomodidad de ver nuestras propias verdades incómodas.
En mi experiencia, he aprendido que recibir y aceptar estas críticas constructivas es un regalo invaluable que nos impulsa a superar nuestras limitaciones y alcanzar nuestros ideales más elevados.
A veces, la incomodidad inicial es el precio que pagamos por el crecimiento personal y la mejora continua, y es necesario abrazar esa incomodidad para evolucionar y contribuir para crear un mundo mejor.
En resumen, la influencia de una persona va más allá de las palabras elogiosas y las perspectivas positivas.
Aceptar la incomodidad que surge al confrontarnos con nuestras imperfecciones es esencial para el crecimiento personal y la evolución.
Las personas verdaderamente impactantes no solo nos elogian, sino que nos desafían a ser mejores, a confrontar nuestras sombras y a abrazar la incomodidad del crecimiento.
Al reflexionar sobre esto desde mi perspectiva personal, reconozco la importancia de no limitar mi disposición a ser influenciado por la incomodidad.
Las verdaderas personalidades, como la inspiradora Madre Teresa de Calcuta, nos desafían a enfrentar verdades incómodas y, al hacerlo, nos brindan la oportunidad de crecer y contribuir al cambio positivo en nosotros mismos y en el mundo que nos rodea.
Un buen objetivo para poner entre nuestras prioridades.
Preguntas de autoevaluación
¿Evalúas conscientemente el criterio que utilizas para otorgar autoridad a alguien como líder en tu vida?
¿Te has encontrado en situaciones en las que la incomodidad generada por las palabras de un líder ha afectado tu disposición a dejarte influenciar por él/ella?
¿Eres capaz de reconocer y aceptar críticas constructivas sobre tus contribuciones negativas, incluso cuando estas críticas te generan incomodidad?
¿Has experimentado la tentación de eliminar o desconsiderar a aquellos que te confrontan con verdades incómodas sobre ti mismo/a?
¿Consideras que la capacidad de influencia de un líder se ve diluida por la incomodidad que sus palabras pueden generar, o crees que esta incomodidad es una señal para reflexionar y mejorar?
Si algunas respuestas te pusieron incómodo, es tiempo de hacer algo con esto y nosotros podemos ayudarte.
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