Los puntos de inflexión son experimentados por todos.
Estos son eventos capaces de transformar todo el ser de una persona, tanto positiva como negativamente.
Pueden reestructurar psiques, o incluso a veces romperlas y crear otras nuevas en su lugar.
El alcance de estos incidentes es amplio.
Pueden afectar individual y/o colectivamente, física y/o psicológicamente, temporal y/o permanentemente.
Un ejemplo: El incidente de Pearl Harbor fue un punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial, involucró a América y cambió la ecuación de poderes en la guerra.
Otro ejemplo: La caída del muro de Berlín cambió diametralmente la vida de millones de personas.
Pero ¿Existen estos puntos de inflexión en las empresas?
¡Por supuesto que sí!
Muchos pueden darse por cambios en los mercados o en las tecnologías y sobre los cuales, las organizaciones trabajan para amoldarse, pero los más interesantes son los que provocan ciertas personas y pueden ser tanto malos como buenos.
Esta es una pequeña historia real de uno de esos puntos de inflexión…
La empresa mostraba hacia afuera una imagen de paz, bienestar, buen clima laboral y sosiego, pero dentro era un hervidero, con grupos antagónicos, falta de transparencia, poco cuidado de las personas y mucho chisme y habladurías.
La persona que entró, tardó poco tiempo en darse cuenta de la diferencia entre lo que se veía desde fuera y el día a día interno. Y decidió cambiarlo.
Habló con todo el mundo, levantó problemas, creó grupos de resolución donde participaban miembros de los grupos antagónicos y se dedicó a hacer que la empresa internamente se acercara más a la imagen que se tenía desde fuera.
Cambió paradigmas, impulsó e instaló la comunicación transparente, y el trabajo en equipo.
Fue un trabajo arduo y el punto de inflexión que la empresa necesitaba, pero…
El cambio fue demasiado.
Los dueños no aceptaban que las cosas cambien así sin que ellos fueran los protagonistas, bombardeando todo el tiempo los planes de cambio.
Tampoco soportaron que las mentiras dichas por tanto tiempo quedaran al descubierto.
Resultado, después de un año y algunos meses la persona fue invitada a dejar la compañía. Y lo que era, en poco tiempo volvió a ser…
Moraleja: Si los puntos de inflexión son positivos pero contrarios a los deseos de los que tienen el poder o de aquellos que con el cambio lo perdieron, muchas veces nos encontraremos con resistencias que intentarán que todo vuelva a la línea recta original, haciendo desaparecer el punto de inflexión.
Por suerte, esto mismo ocurre con los puntos de inflexión negativos.
Cómo decía al principio, todos hemos experimentado o conocemos ejemplos de esto, y la mejor forma de estar preparados es tener información sobre lo que pasa en otros lugares, sus causas y consecuencias, así que… ¿Nos cuentas los tuyos?
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