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Foto del escritorDaniel Sachi

Planificación y presupuesto: cómo no romper el chanchito antes de tiempo

Actualizado: 4 oct


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Octubre, ese mes en el que las empresas se llenan de pizarras, planillas y proyecciones, porque, claro, es hora de trabajar el presupuesto del año siguiente.


Para muchas organizaciones, este mes es como la “resaca” antes de la fiesta de fin de año: el momento de poner en orden los números, hacer balance y proyectar lo que viene.


Y sí, ya lo sabemos, en teoría suena fantástico, pero en la práctica, la cosa puede ser bien distinta.


Es como esa promesa de “Este año sí me organizo con el dinero” que muchos hacen en enero.

Todo empieza con energía y la mejor de las intenciones, pero, según Ellen Tomson (citada por Stephen M. R. Covey en El Factor Confianza), solo el 8% de las personas logran cumplir sus promesas de año nuevo.

¿El resto?

Bueno, seguimos en la categoría de “lo intentamos”.


El mismo fenómeno ocurre en las empresas cuando hablamos de planificación y presupuesto para el próximo año.


Octubre: el "primero de enero" de las finanzas empresariales

A ver, si en enero nos proponemos cosas personales (dieta, gimnasio, leer más), en octubre, las empresas entran en modo “este año sí que planifico bien el presupuesto”.


Todo el mundo se sienta a discutir números, objetivos y metas como si fuera el primer día de la vuelta al sol empresarial.


Pero, igual que pasa con las resoluciones de año nuevo, muchas veces nos prometemos más de lo que podemos cumplir.


¿Cuántas veces hemos visto a empresas entrar a octubre con un entusiasmo desmedido, proyectando crecimientos que harían sonrojar al más grande caradura?


Y luego, a mitad del próximo año, se encuentran preguntándose: “¿Qué pasó con ese plan de ahorro que hicimos en octubre?”


La clave aquí está en reconocer que octubre es el "primero de enero" del mundo empresarial.

Es el momento en el que todos sueñan en grande y proyectan como si no hubiera margen de error.


Sin embargo, así como las promesas personales, el entusiasmo inicial no siempre dura, y cuando los primeros tropiezos llegan, el plan de presupuesto tiende a irse por la ventana.


Promesas incumplidas y el efecto en la empresa

Cuando hablamos de planificación y presupuesto, las promesas no son algo trivial.

La confianza, tanto interna como externa, está en juego.


Si una empresa promete que va a ahorrar el 20% de los costos y luego ese plan se desinfla porque nadie lo siguió, la credibilidad de la organización se ve afectada.


Lo mismo pasa si en octubre se proyecta un aumento del 30% en ventas sin analizar las condiciones del mercado.


Al final, todo eso repercute en la confianza de los empleados, los socios y hasta los inversionistas.


Jack Welch, el legendario ex CEO de General Electric, decía que "lograr que los demás confíen en sí mismos es una parte importante del liderazgo".

Y esa confianza es el combustible que mantiene en marcha a una empresa.


no se confía en el presupuesto o en las proyecciones financieras que se hacen en octubre, ¿cómo se espera que los empleados o los directivos las respeten y sigan durante todo el año?


Entonces, ¿qué estamos haciendo mal en esta planificación? ¿Por qué octubre se convierte en el mes de los sueños irrealizables que luego nos cuesta cumplir?


Los errores comunes de la planificación y presupuesto en octubre

Planificar no es solo una cuestión de armar hojas de cálculo llenas de números bonitos. Requiere realismo, una evaluación profunda de la situación actual de la empresa y, sobre todo, una buena dosis de sentido común.


En mi experiencia, uno de los problemas más comunes en la planificación de octubre es el “optimismo ciego”.


Las empresas tienden a proyectar con un entusiasmo desmedido, olvidando que el próximo año puede traer desafíos que ni siquiera imaginamos.


Es como si en octubre nos propusiéramos correr una maratón sin haber entrenado más de cinco kilómetros en todo el año.

Claro, el entusiasmo está, pero la realidad es que nuestras piernas (y el presupuesto) no van a aguantar el ritmo.


Otro error habitual es subestimar los riesgos y sus costos, o ni siquiera tenerlos en cuenta.

¿Cuántas veces hemos visto a empresas que, en su afán de proyectar grandes márgenes de ganancia, ignoran los costos inesperados?

Y cuando esos costos aparecen —porque siempre aparecen—, todo el presupuesto se desmorona.

Es como ir a comprar en el supermercado sin una lista: acabas gastando más de lo que tenías pensado.


¿Cómo evitar caer en la trampa?

Entonces, si octubre es el momento clave para planificar y presupuestar el año siguiente, ¿cómo podemos hacer para no caer en las mismas trampas de siempre?


Aquí algunos puntos clave:

  1. Sé honesto contigo mismo y con tu equipo

    Si este año las ventas no alcanzaron las proyecciones, no tiene sentido repetir el mismo error en el próximo presupuesto. Ser realista no significa ser pesimista; significa ajustar las expectativas a la realidad de la empresa.

  2. Deja margen para los imprevistos. Octubre es un mes de proyecciones, pero también debe ser un mes de previsión y análisis de riesgos.

    No puedes suponer que todo saldrá perfecto. Dejar un margen del presupuesto sin asignar específicamente para imprevistos te puede salvar de muchas sorpresas desagradables a lo largo del año.

  3. Revisa y ajusta regularmente.

    El presupuesto de octubre no es una declaración grabada en piedra.

    Debe ser revisado periódicamente. Las empresas que ajustan su presupuesto en base a los cambios del entorno tienen una mayor probabilidad de éxito. Nada está escrito y todo puede cambiar.

  4. Comunica los objetivos claramente No sirve de nada que la dirección financiera se pase octubre planificando y el resto de la empresa no tenga ni idea de lo que se decidió. El presupuesto y la planificación deben ser comunicados de manera clara a toda la organización, para que todos entiendan cuál es el objetivo y cómo pueden contribuir.

  5. Evita hacer promesas imposibles Este es un clásico: proyectar resultados que son inalcanzables. Claro, es tentador querer impresionar con grandes cifras en octubre, pero la realidad es que las promesas imposibles terminan afectando la moral y la confianza de todos cuando no se cumplen.


Confianza y presupuesto: dos caras de la misma moneda

La confianza es un activo intangible pero fundamental en cualquier empresa.

Y cuando hablamos de presupuesto, la confianza juega un rol aún más importante.


Si en octubre proyectamos un plan que no está basado en la realidad o en una evaluación honesta, estaremos socavando la confianza de nuestros empleados, socios e inversionistas.


Pero la confianza no solo es hacia adentro.

También es clave hacia afuera.

Los clientes, inversionistas y aliados comerciales necesitan ver que la empresa tiene un plan financiero sólido y, sobre todo, que tiene la capacidad de cumplir con lo que promete.


Una buena planificación presupuestaria no solo asegura la salud financiera de la empresa, sino que también fortalece su reputación en el mercado.


Consejos prácticos para cerrar con broche de oro

Antes de cerrar este artículo, me gustaría dejarte algunos consejos prácticos para que este octubre no sea solo el mes de las buenas intenciones, sino el mes en que realmente prepares a tu empresa para un próximo año exitoso:

  1. No te comprometas sin un análisis profundo Antes de prometer cualquier cosa en la planificación de octubre, asegúrate de tener todos los datos en la mano. No tiene sentido proyectar números si no tienes una idea clara de lo que implican. Hacer un análisis detallado es clave para evitar sorpresas.

  2. Distingue entre intención y compromiso Si bien es fácil proyectar en octubre con la mejor de las intenciones, es importante que distingas lo que realmente puedes comprometerte a cumplir. Si hay dudas, mejor decir que es una intención, no un compromiso firme.

  3. Honra tus compromisos, pero sé flexible Es fundamental cumplir lo que se promete, pero también es importante reconocer que las circunstancias pueden cambiar. La clave está en ser transparente y comunicar los ajustes cuando sea necesario.


Conclusión

Octubre es un mes clave en la vida financiera de cualquier empresa.

Es el momento de planificar, de proyectar y de soñar, sí, pero también de hacerlo con los pies en la tierra.


No se trata solo de hacer números bonitos en una hoja de cálculo, sino de ser realista, honesto y comprometido con lo que realmente se puede cumplir.


Si logras que tu empresa entre en el próximo año con una planificación sólida, realista y, sobre todo, basada en la confianza, estarás mucho más cerca de cumplir las metas que te propones.


¡Que octubre sea el comienzo de un año financiero lleno de éxitos y no de promesas incumplidas!


Preguntas

Aquí tienes cinco preguntas simples de autoevaluación, para que tu empresa pueda revisar su enfoque en la planificación y el presupuesto:

 

  1. ¿La empresa realiza un análisis detallado y realista de sus costos y recursos antes de establecer el presupuesto?

  2. ¿Existe un margen de presupuesto reservado para imprevistos?

  3. ¿El equipo directivo comunica de manera clara los objetivos y el presupuesto al resto de la organización?

  4. ¿Se revisa y ajusta el presupuesto de manera regular durante el año?

  5.  ¿La empresa evita hacer proyecciones de crecimiento inalcanzables en la planificación presupuestaria? 


Si más de una respuesta resultó negativa, entonces hay que trabajar fuerte en estos puntos y somos tus aliados en este proyecto.

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