La inestabilidad económica es la norma en estos días, y los desafíos del liderazgo se han alterado de una manera que nadie ha visto antes.
Para cumplir con éxito estas crecientes demandas, los líderes empresariales no pueden simplemente confiar en lo que les funcionó en el pasado.
Deben desarrollar nuevas habilidades de liderazgo, deben adaptarse todo el tiempo, ya que solo sobrevivirán los que se adapten mejor y no los más fuertes.
Como proponía Darwin en “El origen de las especies”, subsistirán aquellos que sean más adaptables a las situaciones cambiantes de su entorno.
Por supuesto, la “extinción” de los que no se adapten no será la muerte sino el quedarse atrás, el no cumplir con las expectativas y necesidades de las organizaciones y, por lo tanto, ser un candidato fuerte a la salida de las mismas.
La primera habilidad a desarrollar entonces es la de hacer un buen diagnóstico.
El diagnóstico es crítico, tanto el del sistema y la situación en la que se encuentra como el de sí mismo.
En nuestra experiencia trabajando en organizaciones, las personas tienden a saltar a la acción demasiado rápido cuando aparece un problema.
Son bomberos que salen a apagar incendios cuando suena la sirena.
Existe una tremenda presión en las organizaciones para hacerlo así, especialmente para las personas con autoridad.
La frase dilecta es "¡No te quedes ahí parado, haz algo!", y a mayor urgencia mayor necesidad de ver movimiento y no gente estática pensando en soluciones “sin hacer algo con el problema”.
Como resultado, el mayor error que cometen las personas al tratar de ejercer el liderazgo es el fracaso de las soluciones tomadas a la ligera.
Diagnosticarse a sí mismo es tan importante como diagnosticar el problema y hay que dejar de tomar los problemas de adaptación como si solo fueran problemas técnicos.
Antes de entrar en una situación, los líderes deben comprender sus propios puntos ciegos y los factores desencadenantes de sus acciones.
Deben entender cabalmente qué papel desempeñan en la organización, qué valores encarnan y cómo se perciben.
Entonces, cuándo y cómo intervenir, dependerá de cómo se diagnostique cada uno en esa situación, siendo este un proceso que permitirá tomar decisiones conscientes en lugar de confiar en sus valores predeterminados o en su instinto.
El diagnóstico de la situación no solo debe abarcar el problema, sino también, los involucrados en el mismo, y el análisis de la solución deberá tener en cuenta a los jugadores que se tenga en el campo.
No es un trabajo fácil, en principio, porque para diagnosticarse, uno debe reconocer falencias propias y esto es algo que cuesta mucho a la mayoría de las personas.
Lo bueno de esto, es que no hay otros caminos, por lo cual, esto debe ser parte de nuestra estrategia adaptativa, de nuestra evolución, o entraremos en el camino de la extinción como aquellas especies que no se adaptaron y hoy son historia.
Comments