Ralph Washington Sockman, quien fuera el pastor principal de la Iglesia Cristiana en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos decía: “Tenga cuidado de que las victorias no lleven la semilla de futuras derrotas.”, y creo que es una frase que no debiéramos olvidar.
En estos tiempos revueltos, muchas veces luchamos unos contra otros, por un trabajo, un mejor puesto en la organización, una oportunidad, una discusión, un lugar adelante en la fila o uno de estacionamiento más cerca de la puerta de entrada.
No importa el motivo, peleamos para ganar y muchas veces sin pensar en las consecuencias, siendo que estas pueden ser difíciles de medir, de controlar y muchas veces se nos vendrán en contra.
Debemos pensar que el mismo diablo que nos anima a nosotros en esas luchas, anima a nuestro contrincante, que, si quedó muy golpeado en la batalla, es extremadamente posible que busque venganza.
En el ámbito laboral, que es el que nos ocupa, esto puede significar quite de
colaboración, distribución de rumores que nos dañen, magnificación de nuestros errores ante nuestros jefes o peros y palos en la rueda si se da la oportunidad de tener que trabajar con ese otro.
Ciertamente, el mundo de las organizaciones se ha vuelto cada vez más competitivo, y demasiadas veces descarnado, por lo que este tipo de situaciones se ven muy a menudo.
El problema de esto es que, generalmente, nos damos cuenta de nuestro error cuando las consecuencias nos alcanzan, y muchas veces, es tarde para reaccionar, y muy tarde para pedir disculpas.
Claro que esto no solo es culpa de las organizaciones.
Está en nuestra naturaleza.
Sin embargo, son las organizaciones las que deben trabajar para que esto no pase, para que la cultura interna sea la de colaborar, la de obtener acuerdos gana-gana, y la de obligar a su gente a analizar las posibles consecuencias de un mal acuerdo.
Si esto no es así, cualquier esfuerzo desde lo personal será en vano.
Por supuesto que este trabajo no es sencillo porque hay que cambiar la cultura de competencia interna por una colaborativa, alinear los esfuerzos de las áreas de recursos humanos con las distintas gerencias para que se trabaje en el tema, capacitar al personal y trabajar constantemente con la gente para evitar vulnerar estos principios.
De los entrenamientos posibles, los más recomendados tienen que ver con el trabajo en equipo, la formación de equipos de alta performance y, por supuesto con la negociación efectiva (ganar-ganar), aunque seguramente se nos olvidan muchos.
¿Cuánto tiempo hay que trabajar en esto?
Toda la vida, porque la competencia está instalada en nosotros con lo que deberemos tener siempre presente que la tentación estará siempre presente, así que manos a la obra, mucha paciencia, y encomendemos nuestras almas porque este trabajo nunca termina.
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