Articular la visión del equipo es fundamental para desarrollar una unidad de alto rendimiento porque es lo que motiva, enfoca y dirige a la misma para alcanzar su objetivo.
Los mejores equipos invierten una gran cantidad de tiempo y energía en explorar y comprender el propósito general y la visión del mismo.
De esta visión, surge un conjunto de metas y objetivos que ayudan al equipo a mantenerse enfocado y encaminado.
La clave para usar la visión con éxito es hacer que el proceso de descubrirla sea participativo y horizontal, es decir, sin ejercer autoridad.
Uno puede informarle a un equipo cuál es la visión con pelos y señales, pero de hacerlo así, los miembros del equipo pueden o no estar de acuerdo en que vale la pena trabajar, y hacer o no propio el objetivo.
Sin embargo, si permitimos que el equipo explore la visión, vea cómo sus roles específicos encajan en el panorama general y le brindamos oportunidades para que ayuden en el éxito, entonces tenemos la base para un equipo de alto rendimiento.
La mejor forma de llevar a cabo las reuniones de exploración, es haciendo de facilitador generando preguntas para ser contestadas por el equipo, sin incidir ni direccionar las respuestas.
Por ejemplo, podemos comenzar preguntando por qué creen que la visión del equipo es la planteada y dejar que se explayen.
Esto hará que las dudas vayan surgiendo y que sean los mismos miembros del equipo los que busquen las respuestas.
Por supuesto, vale ayudar dando guía, pero no forzar las respuestas a lo que nos parece correcto.
De esta forma, tendremos una visión compartida y bien entendida.
La siguiente pregunta puede estar referida a qué especialidades creen que se necesitan y por qué, para luego vinculadas con los conocimientos de cada uno.
Esto va a ayudar a asimilar sus roles a las especialidades necesarias y también nos puede dar una idea de capacitación faltante, así que, a no desaprovechar la oportunidad y tomar nota.
Por último, solicitarles que proporcionen ideas sobre el cómo hacer lo que se debe hacer, para que no solo compartan el objetivo sino también las formas o metodologías de trabajo a utilizarse y se sientan dueños y responsables.
Es muy importante proporcionar desafíos a los miembros de nuestro equipo y permitirles usar con autonomía, sus habilidades y capacidades al máximo, pero se debe tener un cuidado especial delegando efectivamente, es decir, delegar la tarea sin perder el seguimiento ni la responsabilidad.
Por supuesto, en cuanto al seguimiento, es trascendental que evitemos caer en la microgestión, es decir en este estilo de gestión que nos lleva a observar y controlar de cerca el trabajo de los miembros del equipo, prestando excesiva atención a detalles menores, porque de hacerlo, seremos los primeros en incumplir con la tarea y rol que nos toca.
Y esto, no es negociable...
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