Siempre que uno viaja a un país extranjero, existe el desafío del idioma y/o de los modismos propios del lugar.
Como, por suerte, me ha tocado viajar mucho por trabajo, traté consistentemente de darle importancia a este tema, pero además traté de tener curiosidad sobre la cultura propia de cada lugar, que, en cierto modo, modifica también el uso del lenguaje.
En algún momento, debatí con mis circunstanciales compañeros de viaje, qué era más importante, si las habilidades lingüísticas del país visitado o una sana curiosidad por la cultura y la historia asociadas con el país.
Si bien el idioma ayuda a comunicarte con todos directamente, aprender la cultura te ayuda a comprenderlos más profundamente.
Llegué a la conclusión, muy personal por cierto, que el lenguaje es una habilidad y la curiosidad por la cultura es una actitud.
Una persona puede aprender un idioma, pero es más difícil desarrollar una naturaleza curiosa, por eso elegí la curiosidad cultural como lo más importante, porque siempre es más fácil adquirir una habilidad que desarrollar una actitud en la vida.
Sin embargo, debo decir que ambos tienen una gran importancia y se alimentan entre sí.
Tener curiosidad cultural puede llevar a un deseo de aprender el idioma e involucrarse más con la gente y su cultura.
Pero también, aprender el idioma puede llevar a una mayor curiosidad por la cultura, ya que la mayoría de las clases de idiomas incorporan la cultura en sus programas (intenten aprender chino mandarín y verán cuanto contenido cultural hay en eso).
En mi caso, si bien domino el inglés y el portugués, además de mi lengua materna el español, solo tengo un conocimiento básico del francés, y un poco más, por mi familia, del italiano, pero mi curiosidad infinita me ha llevado a profundizar en sus culturas lo que abrió bastante más mis posibilidades de comprensión y comunicación.
Nunca he tenido problemas para hacerme entender en los países en los que he estado y no conocía bien su idioma, ya que, en general, la gente intenta ayudar si haces el esfuerzo, aunque a menudo se rinden y me piden que hable en inglés o español (risas).
Ciertamente, cuando hablas el idioma de una persona, hay un vínculo y una aceptación más estrechos, pero, la verdad es que para una persona de negocios internacional que potencialmente viaja a muchos países, es prácticamente imposible hablar todos los idiomas.
Por suerte, el lenguaje corporal también es un medio de comunicación poderoso, muestra desde estados de ánimo, hasta señales de respeto y puede lograr comprensión de lo que necesitamos decir, además de camaradería y aceptación.
Los gestos y las costumbres son también muy importantes y van más allá del idioma.
Por ejemplo, las culturas china, india y japonesa, tienen gestos y protocolos de saludo muy distintos y es necesario conocerlos más allá de las palabras.
Gracias a los avances en la tecnología, hoy en día existen traductores de los distintos idiomas en los teléfonos celulares, y la mayoría de la gente habla o entiende el inglés, pero, con algunas palabras sencillas en el idioma local y una actitud sonriente, el extranjero puede conquistar casi a cualquiera, y el idioma no será una barrera.
Sin embargo, si lo será no conocer ciertos modos de su cultura que nos pueden poner en problemas.
Y ni hablar de los modismos del lenguaje propios de cada lugar, que les dan sentidos totalmente diferentes a palabras comunes, y pueden hacer que pasemos momentos bochornosos, cosa que muchas veces se elimina o reduce cuando te sumerges en su cultura.
No sé cuál será mi próximo destino internacional, pero si sé que mi curiosidad está intacta, así que no creo tener problemas.
¿Y en tu caso?
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