Hace poco escuchaba una canción de los Felice Brothers, una banda estadounidense de folk y country rock de Nueva York, y su letra me llevó a escribir esta nota.
La canción, de más de 10 años, llamada "Take This Bread", tiene una letra que podría ser muy útil para muchos de nosotros en el mundo del liderazgo.
Si bien tiene varias estrofas con buenos mensajes, su estribillo y coro podría tomarse como un buen resumen:
Toma este pan, si necesitas un amigo
Porque estoy bien si tu estas bien
No tengo mucho, pero a todo lo que tengo
Eres bienvenido
Porque estoy bien si tu estas bien
El tema en cuestión y foco en la canción es la empatía, y es lo que a muchos líderes todavía les falta desarrollar.
En el muy diverso mundo laboral actual, no podemos suponer que los demás quieran ser tratados de la misma manera que lo queremos nosotros.
Es importante tomarnos el tiempo para comprender a las personas y adaptar nuestro enfoque hacia ellas en función de sus prioridades y deseos.
Así como para tener una comunicación efectiva, el foco principal es el entendimiento del receptor, en el liderazgo pasa lo mismo para hacer que nuestras acciones sean efectivas.
No todas las personas con las que nos toque trabajar tendrán los mismos valores, las mismas creencias, las mismas necesidades, ni compartirán del todo sus factores de motivación, por lo que el trabajo uno a uno en el entendimiento es indispensable.
Cuando manejamos equipos, el solo hecho de pensar en el bienestar de nuestra gente y trabajar en ello, los hace más eficientes, más productivos, y por supuesto, más felices, y esto, sin duda, nos hace estar bien a nosotros.
Lo difícil aquí es congeniar los esfuerzos que tenemos que hacer con un universo de personas, con los necesarios para ser eficientes nosotros mismos.
Cierto es que, si entendemos el liderazgo como un servicio a los demás, esto no tendría que ser un problema, pero la cuestión en este punto es qué tanto está imbuida la organización de este criterio, ya que lo que ella nos reclame como resultados dependerá de esto.
Si en la cultura de la organización está claro que el liderazgo es un servicio, nos exigirán que nuestro equipo dé buenos resultados, mientras que, si no lo está, nos exigirán más de nuestra propia producción, entendida como trabajo personal en una tarea determinada no asociada con liderar personas.
Por supuesto, ambas situaciones coexisten en la mayoría de las empresas, pero debemos trabajar en clarificar los límites y responsabilidades de nuestro rol ante quienes nos evaluarán.
Ajustarse a los deseos y necesidades de los demás, tanto en lo laboral como en la vida personal, tiene límites propios y reglas que no deben quebrarse.
El ajuste tiene que tener el sentido de ser más eficientes en el todo, y no solamente evitar situaciones de conflicto o no discutir, porque muchas veces, el hacer esto último atenta contra la eficiencia.
Como regla general, los derechos de cada uno terminan donde comienzan los de los demás y la razón de ser de un equipo es su objetivo representado por las tareas encomendadas, por lo que, independientemente de nuestro afán de hacer que los demás se sientan bien, tengamos el equilibrio necesario para no derrapar e irnos a la banquina siendo demasiado permeables a los deseos de los demás descuidando el objetivo final.
Si bien comencé hablando del estribillo de la canción y poniendo énfasis en que “estoy bien si tú estás bien”, no olvidemos nunca que, liderando equipos, esto muy pocas veces es genérico, y casi siempre requiere un delicado equilibrio para armonizar los “n” uno a uno que tenemos que liderar.
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