La primera vez que delegué el trabajo a otra persona, tuve dos sensaciones totalmente distintas, una fue un intenso alivio, la otra, una creciente preocupación por el resultado del trabajo encomendado.
Cuanto más crecemos en nuestro trabajo o profesión, más ayuda necesitamos con esos temas que llevan tiempo, pero a los cuales no les agregamos valor.
Uno piensa erróneamente que puede y debe hacerlo todo por sí mismo, pero es un error.
En mi caso, disfruto mucho de escribir y trato de generar un par de artículos por semana, pero también, dirijo una empresa y me involucro mucho en distintos proyectos con clientes, por lo que debo lidiar con muchísimas tareas, muchas de ellas de índole administrativa o repetitiva en las cuales no uso prácticamente ninguna de mis competencias “vendibles”.
Esto era tan abrumador que un día me dije “¿En casa de herrero cuchillo de palo?”, porque esto es algo que vemos que hacen muchos otros dueños de negocios y los asesoramos para dejar de hacerlo.
Comencé a pensar cómo armar el perfil para poder delegar todo lo que no quería hacer y esa fue la semilla para lo que después fue el Asistente Virtual, y que ahora es uno de los servicios que le damos a nuestros clientes.
Estos asistentes son profesionales que realizan una amplia gama de funciones de oficina para uno o más clientes sin necesidad de poner un pie en la oficina de ellos.
Para los dueños de empresas y en especial para los emprendedores, delegar las tareas administrativas a un asistente, sea este virtual o no, puede transformar su negocio.
Liberados de las tareas administrativas, pueden concentrarse en lo que son mejores como el marketing, la innovación, la creatividad y el relacionamiento con clientes.
Muchas veces es difícil para los emprendedores aceptar esta idea; tienen miedo de gastar el dinero y perder el control, pero deben aprender a delegar para poder crecer.
Si no tiene personal puede contratar a un asistente virtual para que se encargue de su trabajo administrativo.
Si tiene personal, delegar tareas no solo lo va a liberar para concentrarse en las tareas en las que agrega mucho valor, sino que también demostrará su confianza en las personas que trabajan para usted.
Pedirles ayuda les mostrará cuánto los respeta.
Es un motivador poderoso y ayudará a construir su equipo.
Para armar la lista de lo que va a delegar, piense muy bien en aquellas tareas que lo alejan de trabajar en la construcción de su negocio y que alguien más puede hacer.
Una vez que haya aclarado qué trabajo, tarea, proyecto o actividad va a delegar, elija a la o las personas que sean capaces de hacerlo.
Es posible que deba capacitar y supervisar al principio a cada persona que ha elegido hasta que quede claro que cada una es capaz de completar lo delegado por sí misma.
A esto se le llama delegación efectiva, que no es automática, requiere una buena elección inicial, paciencia para lidiar con los posibles errores (que usted también cometía, pero nunca se lo tomó a la tremenda), y una gran dosis de humildad para reconocer que siempre hay alguien que puede hacer mejor algunas tareas que uno mismo.
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