Hace poco, en una cena con amigos de la infancia, uno me dijo “Me gustó mucho el artículo que escribiste el lunes pasado, iba a comentar algo, pero no me animé, estaba en un grupo para gerentes…”.
Le gustaba el contexto, pero no quería insertar comentarios porque se consideraba un simple empleado.
Entendí su opinión y su posición, pero me hizo pensar en qué poco se aprende de los canales que debieran ser los más utilizados.
Pero se preguntarán, ¿qué tiene esto que ver con el título del artículo o con el liderazgo?
Y, es que… ¡Hay mucho más que aprender sobre el liderazgo de aquellos que son liderados día tras día!
Tratamos ansiosamente y permanentemente de buscar ejemplos en los que nos lideran, pero miramos poco y atendemos poco a las personas de las cuales somos líderes.
En mi caso, hace mucho aprendí la lección y trabajé arduamente para obtener estos comentarios de las personas con las que trabajo.
Esto ha sido siempre una prioridad en mi tarea.
Creo que las lecciones de liderazgo que me dieron los miembros de mis equipos fueron mucho más importantes que lo que aprendí de mis líderes, salvo honrosas excepciones, por supuesto.
¿Cómo podemos animar a nuestra gente para que comenten más a menudo lo que piensan de la relación líder-liderado y nos enseñen desde su perspectiva?
Mi método, sin arrogarme el derecho de decir que es la mejor manera, es:
Apertura mental
Ejercicio de la autocrítica
Aceptación de la crítica de mi gente
Aceptar mis equivocaciones en público
Pedir ayuda
Plantear objetivos y diseñar el camino para lograrlo entre todos
Esto genera confianza, relaciones bidireccionales donde todo está autorizado dentro del respeto mutuo, y me ha permitido siempre trabajar en demostrar con el ejemplo.
Por supuesto que no es una tarea fácil, porque a veces, la presión de las necesidades hace que uno deba tomar las riendas sin posibilidad de esperar la opinión de los demás, pero hasta en estos momentos, aclarando por qué se hace así, la movida es entendida y aceptada.
Claro que, para esto, primero deben confiar en nosotros y nosotros en ellos, y saber que, si decidimos hacer algo por fuera de lo acostumbrado es por una causa noble y basado en una necesidad imperiosa.
Está demás decir que, si bien la responsabilidad siempre es nuestra, en estos casos es mucho más importante que quede claro que es así y que asumimos lo que pase y sus consecuencias.
Un líder que se precie siempre debe estar al servicio de su gente, y un líder inteligente sacará provecho de cada enseñanza que le dejen los miembros de su equipo.
No creo en las recetas magistrales por lo cual no puedo darlas, pero si creo en compartir mis experiencias y conocimientos, como la mejor manera de pasar por este mundo, así que, si les sirve, mi objetivo estará cumplido.
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