Los gerentes y jefes son esos resortes que hacen que las cosas funcionen en las organizaciones, aunque a veces pueden generar justamente todo lo opuesto, cuando hacen lo que nunca debieran hacer..
Hay muchas maneras de dañar a nuestra fuerza laboral, y cuantas más de estas uses, más rápida será la degradación, así que hagamos una pequeña lista para estar alertas.
Desconfianza:
Dudas de todo lo que te presentan, y de tu gente.
Delegas, pero haces micromanagement porque no crees que vayan a hacer las cosas correctamente.
Usas los chismes como fuente de información fidedigna, y atacas con esa información.
No importa cuantas veces te hayan demostrado que hacen bien su trabajo, actuarás con ellos como si siempre hubiera sido lo contrario.
Falta de comunicación:
Piensas que, como la información es poder, compartirla es perderlo y mantienes a tu tropa en la oscuridad.
Nunca das feedback de su trabajo a los miembros de tu equipo, ni tampoco explicaciones de tu accionar.
Si recibes buenas noticias o felicitaciones desde arriba, no las transmites porque crees que, si lo haces, tu gente se relajará y no trabajará con el mismo ahínco.
Mentiras:
Prometes cosas para conseguir resultados, pero no estás dispuesto a cumplirlas, tales como ascensos, aumentos y otros beneficios que luego dices que fueron negados “más arriba”.
Ante determinadas decisiones que tomas y llevas a la práctica, cuando estas son dolorosas para tu gente, dices que fueron “ordenadas por la empresa” y que nada puedes hacer al respecto.
Tomas las ideas de tu gente y las presentas como propias ante tus superiores.
Malos tratos:
Ante discusiones, pones tu cargo por encima de la racionalidad para hacer valer tu opinión.
Reprendes en público.
Ante errores, no das lugar a la defensa o explicación y sales en todo momento a la “caza de brujas” porque importa más el culpable que la solución.
Si alguien de fuera de tu área ataca a tu personal, no solo no lo defiendes, sino que, dependiendo de cuanto poder tenga el atacante, te sumas al ataque.
Responsabilidad selectiva:
Los aciertos de tu equipo son siempre tuyos, pero los errores fueron culpa de alguien que hizo mal la tarea y debe ser castigado.
Si algo que decidiste hacer con tu gente sale mal y se quejan, la culpa es de la empresa, pero si sale bien, fue una idea tuya que "peleaste para conseguir" con tus jefes.
Nula empatía:
No importa lo que les pase personalmente a los miembros de tu equipo, piensas que no debe influir en su trabajo y actúas en consecuencia.
Nunca preguntas cómo se sienten, ni en lo personal ni en relación con su tarea, porque para ti, el deber no debe mezclarse con el sentir.
Las necesidades particulares de tu gente, no te incumben ni son tu problema.
Nota final:
Esta es una pequeña muestra de lo que puedes hacer para destruir a tu personal, equipo o fuerza laboral, y ten certeza que, si lo haces, tienes el éxito asegurado.
…al menos si quieres que te despidan por ser un inútil como jefe.
Comments