Vamos a hablar de algo que seguramente has notado en tu entorno laboral: esos nuevos líderes en áreas tecnológicas que, en lugar de tener un background en sistemas, vienen de carreras completamente distintas como contadores, abogados o, sorpresa, hasta veterinarios.
Lo primero que quiero decir es que respeto mucho a esos profesionales, y que espero no se sientan menospreciados por mi persona ni por este post.
Vamos al punto.
Te encuentras frente a un jefe cuyo contacto más cercano con la informática probablemente fue resetear el router en casa.
¿Qué pasa cuando el capitán del barco es alguien que no tiene la más mínima experiencia en el mar en el que navega?
¡Aquí es donde empieza lo interesante!
Los equipos interdisciplinarios: ¿genialidad o caos?
El concepto de un equipo interdisciplinario suena fabuloso sobre el papel.
Imagina una sala donde el ingeniero discute con el contador sobre cómo optimizar un flujo de trabajo, mientras el abogado evalúa los riesgos legales y el veterinario… bueno, el veterinario quizás esté recordando cómo tranquilizar a un gato nervioso para usarlo en tranquilizar al equipo.
La realidad es que los grupos de trabajo de hoy, llenos de personas con formaciones distintas, tienden a ser más creativos y a generar soluciones más completas.
De hecho, es común que los problemas se aborden desde múltiples ángulos, lo que enriquece la toma de decisiones y, a largo plazo, mejora los resultados.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando esta diversidad de pensamiento llega al liderazgo?
Si es verdad que en un equipo es bueno tener distintas miradas, a veces en la línea de mando la cosa se complica.
Por ejemplo, que un abogado pueda liderar un equipo de IT suena tan lógico como que un programador lidere un buffet de abogados.
Y aunque los primeros meses pueden ser una montaña rusa de aprendizaje, la falta de experiencia en el tema puede generar fricciones y muchos problemas.
El desafío de la agilidad con líderes fuera de contexto
Hablemos de agilidad, esa palabra mágica que hoy en día llena presentaciones, talleres y charlas TED.
La agilidad no se trata solo de hacer las cosas rápido, sino de adaptarse rápidamente, ser flexible y responder a los cambios de manera eficaz.
Es una filosofía que, bien implementada, revoluciona cualquier organización. Pero, cuando tienes a alguien sin conocimientos del entorno al mando de un equipo ágil, el riesgo es que el barco se tambalee.
Por ejemplo, imagina que, en medio de un sprint o periodo constructivo, tu jefe abogado empieza a hablar de "ajustarse a las normas" mientras todos intentan resolver un problema técnico urgente.
O que tu jefe veterinario esté más preocupado por la salud y el buen pasar del equipo, que por alcanzar el deadline (actitud loable pero poco útil en el contexto).
La agilidad requiere líderes que sepan navegar en el terreno digital, que entiendan los procesos y que sepan cuándo es el momento de innovar y cuándo el de mantener el rumbo.
La transformación digital: no es solo cuestión de software
Aquí viene otro término de moda: "transformación digital".
Todo el mundo quiere digitalizarse, automatizarse, ponerse al día con las tecnologías más avanzadas.
Pero lo que muchos líderes no entienden es que la transformación digital no se trata solo de instalar software nuevo o de usar herramientas más modernas.
Se trata de un cambio de mentalidad.
¿Qué pasa cuando un líder que no viene del mundo tecnológico debe impulsar esta transformación?
Puede que se enfoque en las soluciones más superficiales: implementar nuevos sistemas sin entender realmente cómo afectarán el trabajo diario del equipo o, peor aún, sin aprovechar las capacidades reales de las herramientas.
Este tipo de liderazgo puede llevar a que se adopten tecnologías que no están alineadas con las necesidades reales de la empresa.
Hay una frase de Peter Drucker que viene como anillo al dedo aquí:
“La cultura se come a la estrategia para el desayuno”.
Puedes tener la mejor estrategia de transformación digital del mundo, pero si el líder no entiende la cultura digital y no sabe guiar a su equipo en ese entorno, las herramientas más modernas del planeta no te van a salvar.
Casos reales: cuando el caos genera creatividad (o solo caos)
A lo largo de mi carrera, he visto situaciones donde, increíblemente, los líderes sin formación técnica han logrado aportar mucho valor.
Suelen tener una mirada fresca, libre de sesgos tecnológicos, lo que a veces les permite hacer preguntas que nadie más se atrevería a hacer.
Y es en esas preguntas inesperadas donde surgen ideas brillantes.
Sin embargo, la mayoría de las veces, esos líderes terminan apoyándose casi exclusivamente en sus equipos técnicos, delegando decisiones clave y generando cierta frustración.
Un ejemplo clásico es el del contador que, al llegar a liderar un proyecto de transformación digital, se obsesionó con los costos, dejando de lado la importancia de invertir en capacitación y en las herramientas adecuadas, y en el control estricto, dejando de lado la agilidad.
El resultado fue un sistema implementado a medias, con un equipo desanimado y que no estaba preparado para usarlo.
La agilidad se fue al garete, y el proyecto terminó siendo una carga en lugar de una solución.
Otro caso interesante es el del abogado que, al liderar un equipo de IT, comenzó a sobrecargar al equipo con procesos burocráticos para “cubrirse legalmente”.
Claro, la intención era buena, pero el equipo terminó consumiendo más tiempo en papeleo que en desarrollar soluciones reales.
¿Agilidad? En ese contexto, la palabra se volvió un chiste interno del equipo.
¿Cómo prevenir el caos en la agilidad y la transformación digital?
1. Capacitación continua para los líderes: No importa de qué sector vengan, los líderes deben entender al menos los fundamentos de la agilidad y la transformación digital. No se trata de que se conviertan en expertos técnicos, pero sí que sepan lo suficiente como para tomar decisiones informadas y no entorpecer el proceso.
2. Involucrar a los expertos del equipo: Los líderes que no vienen del mundo IT deben confiar en su equipo técnico y fomentar un entorno donde los expertos puedan compartir sus conocimientos. La humildad es clave: no necesitas saberlo todo, pero sí rodearte de quienes lo saben.
3. Promover una cultura de aprendizaje: En lugar de imponer estructuras rígidas, los líderes deben promover la curiosidad y el aprendizaje continuo dentro del equipo. Así, la agilidad no será solo un concepto, sino una práctica diaria.
4. Tener claro el objetivo de la transformación digital: Los líderes deben entender que la transformación digital no es un fin en sí mismo. Es un medio para mejorar procesos, productos y servicios. Sin una visión clara, se corre el riesgo de caer en la implementación de tecnología por la tecnología misma.
Cierre con consejo práctico
No podemos ni debemos evitar que, de vez en cuando, un veterinario se convierta en líder de un equipo de IT.
Pero lo que sí podemos hacer es preparar el terreno para que esas diferencias de formación no se conviertan en obstáculos, sino en oportunidades de crecimiento.
Al final del día, la agilidad y la transformación digital no son solo para los técnicos; son para todos.
Y como dijo Albert Einstein:
“El sentido común es la colección de prejuicios adquiridos a los dieciocho años”.
Tal vez lo que necesitamos es cuestionar un poco esos prejuicios y aprender que, en el mundo de la agilidad, todo puede ser posible, incluso con un veterinario al mando.
Preguntas
Aquí tienes 5 preguntas de autoevaluación para que tu empresa se examine en el tema de la transformación digital y agilidad:
¿Tu equipo de liderazgo incluye a personas con formación en tecnología?
¿Fomentas la participación activa de los expertos técnicos en la toma de decisiones?
¿Tus líderes no técnicos reciben capacitación continua en agilidad y transformación digital?
¿Se promueve una cultura de aprendizaje continuo en tu empresa?
¿Las decisiones tecnológicas de tu organización están alineadas con los objetivos estratégicos y las necesidades del equipo?
Si una o más respuestas fueron negativas, hay trabajo que hacer y somos los candidatos ideales para ayudarte a hacerlo.
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