El tema de la transformación digital y la agilidad no es nuevo, pero todavía sorprende la cantidad de empresas que lo adoptan sin comprender completamente de qué se trata.
Muchos CEO’s lo ven como un objetivo puramente tecnológico, cuando en realidad es mucho más que eso: es un cambio de mentalidad, un cambio de cultura.
Y cuando hablamos de cultura, entramos en un terreno delicado: el clima organizacional.
Hace un tiempo, la consultora PricewaterhouseCoopers lanzó una encuesta a ejecutivos de todo el mundo.
La pregunta era simple: "¿Por qué iniciativa te gustaría que te recordaran como CEO?". Las respuestas fueron bastante reveladoras:
El 12 % respondió el liderazgo en la industria.
Otro 12 % mencionó el éxito financiero.
Un 14 % se inclinó por las metas sociales y éticas.
Pero un sorprendente 21 % habló del clima organizacional.
Es interesante, ¿verdad?
Uno podría pensar que, con tanta preocupación por la tecnología y la transformación digital, las respuestas estarían más enfocadas en la innovación o la eficiencia.
Sin embargo, el clima organizacional fue la principal preocupación.
La tecnología no lo es todo
Implementar nuevas tecnologías y ser "ágil" no se trata simplemente de usar la última herramienta o implementar Scrum como si fuera una receta mágica.
A veces parece que algunos piensan que instalar un software equivale a hacer una transformación.
Pero, ¿sabes qué? No es así.
La transformación digital y la agilidad son, en realidad, herramientas para mejorar cómo trabajamos, cómo colaboramos y, sobre todo, cómo nos sentimos en el lugar de trabajo.
¿Quién quiere trabajar en una empresa donde reina la desconfianza, el sarcasmo y la desmotivación?
Nadie.
Y eso afecta directamente la capacidad de ser verdaderamente ágiles.
Una empresa puede tener todos los recursos tecnológicos a su disposición, pero si no tiene un ambiente en el que las personas se sientan valoradas y respetadas, esa transformación digital está destinada al fracaso.
Y aquí es donde entra el famoso "clima organizacional".
Clima organizacional: más allá de la encuesta
Uno de los grandes problemas es que el clima organizacional suele tratarse como algo cosmético.
"Hacemos una encuesta una vez al año, cambiamos las sillas de la oficina, ponemos unas plantas, y listo, la gente estará feliz".
Pero eso es tan superficial como creer que la agilidad se logra solo con post-its y pizarras.
Un buen clima organizacional no se construye con encuestas ni con pequeños cambios estéticos.
Requiere compromiso, tiempo y, lo más importante, confianza.
La confianza es el pilar sobre el cual se puede edificar cualquier transformación real, ya sea digital, cultural o estructural.
¿Cómo se conecta la agilidad con el clima organizacional?
El principal desafío que enfrentan las empresas al adoptar metodologías ágiles es el cambio de mentalidad.
En ROI Agile lo hemos visto una y otra vez: muchas organizaciones implementan agilidad en sus equipos, pero no invierten en crear un entorno de trabajo que favorezca esa agilidad.
Para que la agilidad funcione de verdad, los equipos deben sentirse cómodos para comunicarse abiertamente, cuestionar decisiones, proponer mejoras y, sobre todo, equivocarse sin miedo a ser criticados.
Si el clima organizacional es tóxico, no importa cuántos marcos ágiles implementes, porque las personas seguirán actuando con desconfianza.
Por ejemplo, un equipo que está bajo la presión constante de un jefe que no tolera errores jamás podrá ser ágil.
¿Por qué?
Porque en la agilidad, el error es parte del proceso de aprendizaje.
Como decía Thomas Edison:
“No he fracasado, solo he encontrado diez mil maneras en que algo no funciona”.
Esa es la mentalidad que permite avanzar.
La coherencia es la clave
¿Y qué pasa con las empresas que proclaman su amor por la agilidad y la transformación digital, pero en la práctica no lo demuestran?
Muchas veces vemos que, mientras en los discursos se habla de “flexibilidad” y “empoderamiento de los equipos”, las decisiones siguen tomándose de manera rígida desde la jerarquía superior.
Esa falta de coherencia es lo que mina la confianza y, por ende, el clima organizacional. Porque, seamos sinceros, ¿quién va a confiar en un líder que dice una cosa, pero hace otra completamente diferente?
Es como querer que los empleados confíen en un plan de transformación digital cuando ni siquiera confían en quienes lo están liderando.
¿Qué puede hacer la alta gerencia?
Una de las grandes preguntas es si la alta gerencia realmente invierte en mejorar el clima organizacional o si simplemente lo hace para quedar bien de cara a la opinión pública.
En nuestra experiencia, las empresas que verdaderamente apuestan por el cambio son las que lo ven como una estrategia a largo plazo, no como una moda pasajera.
El clima organizacional no es un tema secundario ni una cuestión de relaciones públicas.
Está directamente relacionado con la productividad, la innovación y, en última instancia, con los resultados financieros.
Como dijo Mahatma Gandhi:
“La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía”.
Si el liderazgo de una empresa no refleja esa coherencia, el clima se deteriora y, con él, la posibilidad de éxito.
Consejos para prevenir problemas
Si estás pensando en implementar una transformación digital o adoptar metodologías ágiles, aquí te dejo algunos consejos basados en nuestra experiencia:
Fomenta la confianza: Sin confianza, todo se desmorona.
Si quieres que la agilidad funcione, tienes que crear un entorno en el que las personas se sientan seguras para expresarse y aprender de los errores.
Sé coherente:
Si hablas de transformación digital y agilidad, actúa en consecuencia.
Las acciones hablan más fuerte que las palabras, y los empleados siempre perciben cuando algo no es auténtico.
Invierte en el clima organizacional:
No se trata solo de encuestas o pequeños beneficios.
Escucha a tus empleados, valora sus opiniones y, lo más importante, implementa cambios reales que impacten positivamente en su bienestar.
Adopta un liderazgo flexible:
La agilidad requiere líderes que sepan cuándo tomar decisiones y cuándo dejar que el equipo se autogestione.
El micromanagement es el enemigo de la agilidad.
Promueve el aprendizaje continuo:
La agilidad se basa en la mejora constante.
Fomenta una cultura donde el aprendizaje sea parte del día a día y no algo que solo ocurre después de los errores.
No lo hagas por moda:
La transformación digital y la agilidad no son tendencias pasajeras.
Son un cambio profundo en la manera en que las empresas operan.
Hazlo porque realmente crees en los beneficios que puede traer, no solo para estar a la moda.
En resumen, la transformación digital y la agilidad no se tratan solo de tecnología, sino de personas.
Y para que funcione, el clima organizacional debe ser una prioridad.
Como dijo un sabio anónimo:
“La confianza no se pide, se gana con coherencia”.
Así que, si quieres que te recuerden como un CEO que realmente hizo una diferencia, empieza por cuidar a tu gente.
Preguntas
Aquí tienes 5 preguntas de autoevaluación para que tu empresa reflexione sobre su enfoque en la transformación digital, la agilidad y el clima organizacional:
¿Nuestra empresa prioriza el clima organizacional como parte fundamental de su estrategia de transformación digital y agilidad?
¿Los líderes de la organización demuestran coherencia entre lo que dicen y lo que hacen en relación con la agilidad y la transformación digital?
¿Existe un entorno de confianza donde los empleados se sienten seguros para cometer errores y proponer ideas innovadoras?
¿Se realizan acciones concretas y continuas para mejorar el bienestar y la satisfacción de los empleados, más allá de encuestas anuales?
¿La alta gerencia invierte en formación y desarrollo para fomentar una cultura de aprendizaje continuo y adaptación al cambio?
Estas preguntas ayudan a identificar si la empresa está abordando la transformación digital y la agilidad desde una perspectiva integral, centrada en las personas y el clima organizacional.
Y, si una o más respuestas resultaron negativas, entonces puedes poner manos a la obra, y para ello, cuenta con nosotros para hacer que todo funcione como debe.
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