Dicen que no todo es lo que parece, y generalmente esta es una verdad comprobable.
Muchas empresas u organizaciones seducen con cantos de sirena, ya sea con su imagen externa, con su declaración de valores, e incluso con lo que a primera vista es su entorno laboral.
Sin embargo, detrás de esta fachada, las cosas son bastante diferentes.
El problema es que el candidato a ingresar, solo comienza a darse cuenta cuando dejó de serlo y se convirtió en personal efectivo.
Allí es donde comienza a tener las primeras señales.
Llega a trabajar y ya su lugar de trabajo adolece de algunas cosas. Pregunta cómo conseguirlas y nadie puede explicarle a ciencia cierta hasta que, con suerte, conseguirá que algunos le cuenten los periplos recorridos por cada uno para conseguirlas.
Comienza entonces a lidiar con la burocracia interna, con la falta de apoyo de sus pares que no terminan de entender la urgencia o la necesidad, hasta que algún alma samaritana le cuenta que, en realidad, el juego es “divide y reinarás” por lo que difícilmente consiga ayuda real.
Y el velo comienza a caer.
Sus primeros días se hacen semanas, y descubre que lo que parecía sólido, solo parecía, que sus esfuerzos y su “ponerse la camiseta” son tomados como afrentas o ganas de figurar, por otros más antiguos en la empresa, y que, por otro lado, comienza a ser el paño de lágrimas de cuanto golpeado anda por allí.
Y ya, al finalizar el primer mes, ve que el arreglo que creyó hacer, no existe como tal, y entró en la picadora de carne.
¿Cuento de terror?
No.
Una realidad que se repite mucho en las pequeñas y medianas empresas.
¿Se puede prevenir?
¡Por supuesto!
Sólo que debemos rebobinar la película hasta cuando esta persona era solo un candidato.
Cuando uno está en ese momento, es fácil auto convencerse de lo que quiere que sea, ya sea por desgaste en el lugar donde está, o peor aún, porque no está en ninguna parte y es un desocupado más.
Ese es el momento de poner la cabeza en frío, de analizar cada detalle y de investigar un poco.
A veces no es fácil, pero siempre se puede recurrir a la búsqueda de ex empleados de la empresa en alguna red de profesionales, o de comentarios en blogs y redes sociales que hablen de su posible futuro lugar de trabajo.
Es más que interesante lo que se puede encontrar, y por favor, ¡no hay que temer preguntar!
Vea quienes son sus clientes, quienes sus proveedores, busque todo lo que pueda conseguir y haga su propia imagen de conjunto.
No se deje vencer por la desesperación de tener un trabajo ya, porque es mejor decidir tomarlo a sabiendas de lo que puede esperar, que desayunarse con las malas noticias después.
Quizás esto lo salve de un proceso que siempre es doloroso y siempre deja secuelas y recuerde que por la picadora de carne solo pasa aquello que no se resiste a hacerlo…
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Y si es el dueño o el responsable de recursos humanos de la picadora, sería altamente beneficioso que buscara ayuda para modificar esta mala práctica.