Muchas veces uno se pregunta cómo puede ser que haya gente que pueda con todos sus proyectos y tareas, y aún le quede tiempo para dedicarse a otras cosas, y la respuesta es muy simple "Se tiene mucho tiempo para trabajar en otros temas cuando nuestro objetivo principal es reclutar y desarrollar personas para que sean más capaces y competentes que nosotros mismos".
Y esto de desarrollar a las personas de nuestro equipo tiene muchas aristas interesantes.
Hay que tener muy en cuenta que el aprendizaje se detiene si se lleva a cabo el mismo trabajo sin cambios por mucho tiempo y entonces esto hace que los líderes tengan un objetivo prioritario si quieren desarrollar a su gente: darles desafíos constantes, empujarlos a crecer, a capacitarse, a asumir riesgos, a tener autonomía con la responsabilidad que conlleva, es decir, preparar a su gente para que su rol pueda ser reemplazado por cualquiera de ellos.
Si bien esto es deseable, también puede ser extremadamente arriesgado dependiendo de la cultura de la organización, por lo que siempre hay que analizar la misma, no para no hacerlo sino para pensar que ese puede no ser el mejor lugar para desarrollarnos profesionalmente.
Muchos artículos y algunos escritores especialistas en liderazgo sostienen que los líderes deben cambiar de funciones o de trabajo cada dos años. Esto parece un poco exagerado e incómodo para suceder tan seguido.
Si bien los líderes deben tener mucha confianza en sus habilidades y contribuciones para volverse tan vulnerables repetidamente, ésta no parece ser una buena manera de desarrollarse.
Quizás el mejor acercamiento sea lo que podemos llamar liderazgo progresivo, donde en realidad vamos creando nuevas posibilidades no solo para nuestro equipo sino para nosotros mismos.
Forzarnos a aceptar nuevos desafíos, extender las fronteras de nuestra responsabilidad, asociarnos y/o postularnos siempre a nuevos proyectos son formas en las que esto puede suceder sin que sea tan doloroso como renunciar a nuestra posición y buscar nuevos horizontes.
Por otro lado, un equipo dirigido de esta manera, genera una fuerza y unos resultados que siempre terminan por impulsar al líder a crecer, y lo exponen en la organización como candidato exitoso a nuevas posiciones.
En cambio, si pensamos que estaremos más seguros rodeados de gente que sea menos que nosotros y que sepa menos que nosotros, solo haremos que seamos asimilados a la mediocridad y al nivel más bajo que pueda producir el equipo.
Nada de esto nos impulsará, y lo más probable es que terminemos siendo prescindibles pero con sentido negativo, justamente, porque no supimos hacer del nuestro un equipo de alta performance y con el peligro latente de que aparezca un líder en serio que muestre que el otro camino no solo es posible sino deseable para la organización. O mucho peor, que quedemos confinados a la misma posición por el resto de nuestra vida profesional, chata y aburrida.
En resumen, hay que rodearse de futuros líderes y hacerse prescindible o corremos el riesgo de desaparecer en las sombras.
¿Crees que es objetivo de los líderes ser redundantes?
¿Has visto a algún líder lograr esta meta?
¿Y en lo personal, cómo nos vemos?
Para pensar...