Ser creativo, como muchas otras cosas, es algo que se puede llegar a conseguir… por supuesto, no sin algún esfuerzo.
Ya hemos visto en la primera parte algunos de los hábitos que la gente creativa tiene, y dimos algunos ejercicios para que nosotros, los simples mortales, podamos asimilarlos.
Vamos ahora con algunos otros, aunque la lista todavía tiene muchos para futuras entregas.
Reconocer el entorno en el que la creatividad aparece
El hecho de reconocer esto, hace que la gente creativa sepa cuáles son las condiciones ambientales que favorecen su creatividad, y esto permite recrear estas condiciones cuando es necesario.
Incluso, si las pautas físicas del entorno no son las mismas y no pueden ser reproducidas en lo inmediato, muchos pueden “componerlas” en su mente y de este modo entrar en “producción”.
Realmente esta habilidad es de gran ayuda para cuando uno se encuentra ante bloqueos mentales, como los escritores con el síndrome de la página en blanco, o cualquiera de nosotros cuando sufrimos esa parálisis psicológica identificada por la frase “no se me ocurre nada”.
TIP:
Cada vez que se le ocurran buenas ideas y sienta que las mismas son creativas y novedosas, trate de anotar las condiciones de entorno de ese momento. El horario, el lugar físico, la postura, los sonidos, la compañía, etc.
Después de varias anotaciones podrá ver que algunos elementos se repiten, así que pruebe reproducirlos la próxima vez que tenga que “ponerse a pensar”. En poco tiempo tendrá identificados los mecanismos que lo inspiran y podrá usarlos a voluntad.
Por supuesto, cualquier cosa que hagamos para favorecer la creatividad, ayuda, pero no implica que indefectiblemente ideas creativas surjan.
No enamorarse de las ideas
La gente creativa no se enamora de las ideas y reconoce que hacerlo es peligroso porque detiene el proceso de creación.
Por ello, tampoco las defienden a ultranza, porque trabajan con el desapego dando lugar a la crítica constructiva y a la mejora de la idea base.
Sí en cambio, adoran el proceso creativo y se apasionan con el mismo.
TIP:
Trate de despersonalizar y no ejercer la paternidad sobre sus ideas.
Piense en ellas como en objetos criticables separados de su persona. Imagínelos en una mesa y comience a mirarlos tratando de encontrar sus fallas.
Cuando haya efectuado esto unas cuantas veces, comience a poner sus ideas a consideración de los demás, verá que es mucho más fácil aceptar las críticas y estas no anularán su proceso creativo, ya que dejará de poner el esfuerzo en la defensa.
Aguantar hasta el final
Los creativos no se rinden fácilmente.
Aún en los momentos difíciles aguantan los embates y los contratiempos y siguen adelante para hacer que una idea se convierta en realidad.
Si algo no anduvo o no están los recursos necesarios, esto no los hace darse por vencidos y harán lo imposible por ver la idea funcionando.
TIP:
Esto no es fácil de lograr.
Muchas veces hay que tener un espíritu especial para seguir adelante.
Sin embargo hay algunas pequeñas prácticas que nos pueden llevar en ese camino.
Por ejemplo, cuando sienta que ya no puede y que los problemas son muchos, apártese por un momento y traiga a su mente a alguien a quien admire mucho, alguien que sea como su héroe, y piense qué es lo que haría esa persona en su lugar para seguir.
Muchas veces sucede que pensar como otros a quienes admiramos, nos da la fuerza necesaria y nos cambia el punto de vista.
Ir por el gran premio
Los creativos se dan cuenta rápidamente, que la primera idea que han tenido es solo un punto de partida para comenzar a trabajar.
Es en el proceso de darle contenido a esto cuando ciertas relaciones con cosas aparentemente inconexas aparecen y muestran el camino mágico que convierte a esa idea primordial, en “LA” idea, en una idea ganadora.
Si bien lo excelente es enemigo de lo bueno, el creativo no deja nunca la idea tal cual se originó, la reformula y relaciona cuantas veces sea necesario en el tiempo disponible, hasta obtener el mejor resultado, y aún una vez obtenido, sigue pensando en cómo optimizarla.
TIP:
Siempre que origine una idea creativa, no la de por su versión final, hasta tanto haya hecho todos los esfuerzos por mejorarla.
Use la crítica propia y ajena, las diferentes visiones (sombreros para pensar), la relación forzada con otras ideas, y todo lo que el tiempo disponible le permita, para obtener nuevas ideas superadoras.
Continuará…
Este es el segundo artículo de la serie sobre Creatividad y las posibilidades que tenemos de impulsarla en nuestras vidas.
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